sábado, 16 de mayo de 2009

Alivio neuronal instantáneo


Navegando en los amplios y correntosos mares de la red buscamos algo que nos distraiga, que mantenga nuestras mentes ocupadas, un alivio neuronal que ayude a evadir la pesadumbre del día. O el aburrimiento del trabajo, o la rutina del estudio, o la repetición incesante de sucesos violentos y preocupantes que oímos y vemos día a día en los medios masivos y de los cuales pretendemos huir. Buscamos una guarida, una alternativa, una vía de escape para que nuestro agotado cerebro tome un descanso. Es que estamos ¡tan agobiados! que ni queremos ya pensar. Eso es lo que nos ofrece la tecnología hoy: no pensar, no esforzarse, tener la vida -y las relaciones- resueltas. No se requiere esfuerzo, sólo curiosidad. Curiosidad por inmiscuirse en los mundos que otros desean mostrarnos y armarnos también un universo paralelo para vincularnos con esos mundos ajenos. Tal vez porque en verdad no queremos prestar atención a lo solos que nos está dejando este mal uso de la tecnología. Quizás porque nuestra vaga conciencia no esté dispuesta a hacerse cargo de que tiene una responsabilidad por delante si quiere mantener en funcionamiento una capacidad innata del ser humano llamada expresión, contacto humano, interacción y varios sinónimos más.

Ya lo dijo Henry David Thoreau: puede ocurrir que por más beneficios que nos ofrezca la tecnología tal vez no haya nada que decir, no haya necesidad de comunicarse. Porque, en definitiva, si cada vez escribimos menos e invertimos menos tiempo en la conversación tradicional y, mientras más herramientas de comunicación sumamos, más acotamos nuestros mensajes hacia los demás, entonces podría decirse que el filósofo anarquista, célebre norteamericano que revalorizó la vida simple en su ensayo Walden o la vida en los bosques, estaba en lo cierto, allá por  1854 cuando supo vaticinar que  "Los hombres se han convertido en herramientas de sus herramientas (…) Nos damos mucha prisa para construir un telégrafo entre Maine y Texas; pero Maine y Texas, tal vez, no tengan nada importante que decirse..."[1].

[1] Thoreau, Henry David, Walden or life in the woods, Ticknor and Fields: Boston, 1854.

PREGUNTO....

-         ¿Qué opinan de las palabras de Thoreau?

-         La vertiginosidad propia de la vida de hoy es algo que a algunos aman y otros odian, ustedes: ¿creen que nos “vinculamos a mundos ajenos” para evadirnos de nuestra propia realidad?

-         Cuantas más herramientas de comunicación usamos, ¿menos profunda resulta cada una de ellas?


1 comentario:

  1. Anónimo18/5/09

    Opino que la inteligencia del ser humano se ve siempre bastardeada por el capitalismo. Donde hay una necesidad, alguien investiga y luego desarrolla una solución para calmar esa necesidad. Después ese remedio al vacío se transforma en negocio y la necesidad, ficticia, de alguna manera se instala en la sociedad.
    Ahí, cuando nos vemos obligados sin sentido a utilizar estas nuevas tecnologías, es donde caemos en la costumbre y entonces, es más fácil utilizar estos tipos de “conversaciones” que las tradicionales. Luego estamos hipercomunicados sin tener nada importante que decirnos...


    -LEo-

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